sábado, 18 de mayo de 2013

Dorado por todos lados

Desde hace bastante tiempo he adoptado un amor descomunal por el dorado. Desde los accesorios hasta las uñas. Es una especie de fascinación con la tendencia glam pero sweet. Les dejo mis ultimas adquisiciones.

sábado, 23 de febrero de 2013

Cartagena

Hace ya mucho hice este viaje y estaba pendiente este post sobre las infinitas cosas que puedes ver y disfrutar en Cartagena y Santa Marta. Algunos de los lugares en los que estuve no tenía opción de sacar la cámara pero les dejo varias fotos de lo que pude ver y vivir, algunas fotos son de las mis compañeros de viaje.

Conformamos el cuarteto más extraño de turistas en Cartagena: un argentino, un argentino - sueco - inglés, un español y yo una peruana; este fue mi grupo de compañeros de viaje.

 

El sábado 11 de agosto nos despertamos a las casi 4:00 am en Bucaramanga, bajamos maletas y entre caras tristes, cansancio de dos semanas de voluntariado partimos hacía el aeropuerto de Palonegro. La idea de tomarnos fotos en el mirador fue desechada porque simplemente nos quedamos dormidos en la van. Partimos en el vuelo mañanero desde nuestro querido "Buca" (Bucaramanga) en un avión medio vacío donde cada quien decidía donde sentarse, yo la más egoísta tomé un asiento a la ventana y me estire a mis anchas en los dos asientos contiguos, intenté dormir pero mi estado cursi-nostálgico no evito que no viera la amplitud verde por la que volábamos y sobre la que aterrizamos en Bogotá y que tal vez no vuelva a ver.

Nuestro vuelo a Cartagena partía a eso de las 8:30am en el aeropuerto el Dorado, recuerdo que varios tomaron una aromática y después de ello acompañamos a los chicos que viajaban por la noche a sus respectivos países. Soy una llorona sin causa en las despedidas, y en esta que era con total causa no seria la excepción. Después de dos semanas el grupo de 12 se había separado, dejamos a la mexicana en Bucaramanga, luego 7 más nos dejaron en el aeropuerto.

Después de la pena debimos tomar un bus dentro del aeropuerto hasta la zona de embarque a Cartagena, todo un lío porque después de tanto ir y venir mi maleta maletín estaba hecha un desastre total! Ya con los equipajes embarcados compramos una donas y café. Debo confesar que era la primera vez que comía más de una y no fue nada de otro mundo, padecí hambre todo ese día.

Partimos hacía a Cartagena después de una confusión de puertas, hacia algo de frío en Bogotá y obviamente iba con pantalón. El aeropuerto de Bogotá y el Cartagena, ambos, estaban en remodelaciones, un ir y venir con pantalón y zapatillas en el calor del caribe más dos mochilas a cuestas fueron la bienvenida, pero todos estábamos felices, Julián el español se animó a tomar algunas fotos con el avión al lado.

El calor era insoportable, pedimos algunos folletos en el aeropuerto y después de ello cogimos el primer taxi con destino a nuestro hostel encontrado en internet, 18000 COP de taxi con aire acondicionado, realmente maravilloso y por primera vez escuchamos el tono caribeño a través de los consejos del taxista que nos contaba uno a  uno todos los lugares por los que íbamos. Cartagena es simple, tiene una amplia carretera pegada al mar que se parece mucho a la Costa Verde pero sin barranco (Lima), en paralelo hay otra calle (Calle 2) y todos los hoteles y restaurantes giran alrededor de esas dos calles. Esa era la zona de Bocagrande. La Ciudad Amurallada es otra historia.

Llegamos al hotel que quedaba en un tercer piso (o un segundo piso para los europeos), debo confesar que me preocupe con el hotel pero fue solo un groso error. Hotel Pueblito Playa debe ser uno de los hoteles en los que me he sentido mejor, nos dieron la habitación más grande que tenía dos ambientes, como era la única chica me tocó un ambiente completo, todos los ambientes tenía aire acondicionado y al estar ahí vivíamos como en una refrigeradora para soportar el calor. La atención fue perfectísima, limpieza absoluta, amabilidad garantizada.

Después de registrarnos y ponernos ropa más acorde al caribe nos fuimos  a la Ciudad Amurallada para explorar, por ahí uno se corto un dedo al tropezar, yo fui atacaba por los mosquitos y los europeos se derretían pero la ciudad es lindísima, esta encantada, no hubo tiempo para almorzar y nos comimos un par de empanadas y después de ello partimos en nuestro tour en Chiva. Me arrepentí de no haber hecho mi  compra de agua respectiva, cada botellita costaba 4000 COP y nos habremos tomado unas cinco. Las llamadas también son súper caras, llamé a Perú y habré gastado unos 25 soles en una llamada de 10 minutos, mi madre deberá aprender a usar skype.

Vista de la Ciudad Amurallada - Cartagena


El tour en Chiva se toma frente al Centro de Conveciones donde hay unos pegasos frente a la entrada del mar. Es un paseo un poco tedioso al inicio porque te llevan por todos los hoteles recogiendo turistas, más el calor y el hambre de un desayuno de donas y almuerzo de empanadas fue un poco grrrrrrrr.... Pero después todo va mejorando, conocimos una fábrica de esmeraldas, Alex (el argentino, sueco e inglés) se ganó un par y me las regalo (lo máximo), ya las mandé a convertir en anillos lalala.... También estuvimos en el mirador de la ciudad, donde la vista es realmente woooooooooooooooow, felicidad absoluta. Por último nos fuimos a la muralla San Felipe, una subida realmente agotadora pero con el atardecer que se puede observar desde ahí  tuvimos las mejores fotos. Hay lindos túneles, pero si eres algo claustrofóbica como yo ten cuidado, en un momento sentí que ya no podía respirar, pero nada paso uffff. Como parte final fuimos a las Galerías y a la plaza del zapato o algo así, unos zapatos enormes de metal con los que te sientes como Pulgarcita.

La Chiva


Centro de Convenciones



Vista de Bocagrande



Las esmeraldas hechas joyas


Billete peruano


Vista de toda la ciudad


Los zapatotes y los pulgarcitos


Tunel claustrofóbico


Atardecer


Después regresamos al hotel, un baño con agua helada y a buscar alimento, alimento de verdad. Terminamos en un resturante súper lindo, aunque nos asustamos un poco porque estaba vacío, tal vez porque llegamos pasadas las 9pm y después de nosostros cerraron caja y cocina. Estaba tan cansada que empecé a quedarme dormida, literalmente dormida, igual decidimos continuar con la noche cartagenense. Pensabámos hacer unos previos en el bar Tucandela en la Ciudad Amurallada, un bar muy lindo, y después seguirla en Mr. Babilla una discoteca que una chica de Medellín me recomendó en el tour anterior. Pero aunque no lo crean uno a uno nos fue dando sueño, ya a las doce de la noche no damos para más y estando en Cartagena un sábado nos fuimos a dormir, pensando que el domingo tendríamos otra oportunidad. Lamentablemente el domingo por la noche Mr. Babilla estaba vacío.



La cena previa a zzzzzzzzzzzzzz

Al día siguiente, un domingo hicimos el tour hacía Islas del Rosario. Partimos como a las 8y30am hacía el embarque, esperamos buen tiempo, se hace un pago en boletería y luego a esperar que tu lancha parta. Aunque en Cartagena se espere mucho no se desanimen que el resultado siempre es estar feliz.
El viaje en lancha extraordinario. La parte que más recuerdo en cuando el mar empieza a tornarse esmeralda, turquesa, celeste, de todos los colores; para aquellos que vivimos con el Pacífico al oeste este es un espectáculo que emociona.



La anécdota curiosa fue encontrar un puesto de fast food en medio del mar, varios botecitos con comida en venta.



El tour te da la opción de ir al acuario o hacer snorkeling. Yo quería lo primero pero a pedido de los chicos optamos por lo segundo. Hasta ahora no sé si arrepentirme o no, hicé el bendito snorkeling sin saber nadar, a pesar que estuve con chaleco fue súper difícil sobretodo por el terror que le tengo al agua. El costo de la tortura... perdón el snorkeling fue de 25000 COP, si tienen equipo llévenlo porque te dan unos que han usado todos.

Después de ello a la Isla Blanca a almorzar, un pescado y arroz de coco buenísimos, lo mejor que comí. En esta isla no hay agua así que les recomiendo ir preparados y el servicio de baño deja muchísimo que desear pero hay que adaptarse.


La Isla es lindísima, arena blanca, agua cálida, es excelente, a eso de las 4pm ya estábamos en la lancha camino de regreso. Por suerte empezó a llover, yo iba al frente de la lancha y más el mar picado y el agua de lluvia que te caía en la cara fue un paseo inolvidable.

















Ya de regreso a Cartagena nos fuimos a tomar unos frapés a Juan Váldez, el local queda en la Calle 2 desde el hotel Pueblito Playa puedes llegar caminando. Ese día cenamos fast food, a diferencia de Lima cada cliente se sirve su gaseosa y lo que extrañé más en ese momento fue el ají, había uno pero no era como el ají amarillo, no fue lo mismo.
Después nos fuimos a la Ciudad Amurallada, unas fotos en la muralla, unas cervezas en Tucandela y en el Hardrock; fuímos a Mr. Babilla pero estaba vacío vacío. El domingo no es día de juerga así que ni lo intenten.








Cartagena es inolvidable, la Ciudad Amurallada es una joya, lindísima, hubiera querido estar más tiempo ahí pero si o sí debíamos llegar a Santa Marta.